martes, 29 de noviembre de 2016

Cambio Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

“Bienaventurados los que tienen el valor de cambiar
 porque de ellos será el reino de la libertad”
Carlos Alberto Montaner

Qué difícil es hablar de cambio en Venezuela. Pareciera que somos un pueblo conservador cuando hemos históricamente demostrado haber sido agentes de cambio para otras naciones. La gente te dice: “mejor deja las cosas como están, ya resolveremos”. Y así nos pasamos años y años en lo mismo, y por supuesto con los mismos resultados. Esto tiene especial importancia cuando se trata de introducir cambios políticos. La gente se acostumbra a una manera de ser en la política, lo que hace que difícilmente al plantearse cambios fundamentales esta los tienda a rechazar, por más que les expliques que no puedes continuar haciendo lo mismo.

Tenía que pasar un intento de golpe de Estado en 1992 para que la gente entendiera que el camino que llevaba Venezuela no era el correcto y que era necesario cambiar. Chávez tuvo ese efecto “renovador” en esa Venezuela acostumbrada en el facilismo de una renta a darle el voto a uno de los dos partidos que se repartían el poder, alternándolo cada 5 años. Eso cambió en 1993 cuando la gente se cansó de esos dos partidos que a juicio de las mayorías no resolvían sus problemas, y le dio su voto a un disidente de esos partidos, que reunió unas “chiripas” (nombre dado a las minorías que se consideraban excluidas), y luego en 1998 tampoco confió en esos dos partidos y caímos en las manos del golpista de 1992, con las consecuencias que estamos sufriendo 18 años después.

 Es bueno hacer esos recordatorios, en especial para las nuevas generaciones que ahora solo leen cosas en las redes sociales. No son particularmente meticulosos en escarbar nuestra historia contemporánea. Mi sobrino treintañero me decía en estos días: “tío para que guardar libros si todo está en Internet”, sentencia que me aterrorizó particularmente porque esta lucha por el cambio no es para nosotros los viejos sino para ellos.

¿Y que se nos ofrece como solución a estos 18 años de tragedia? Ni más ni menos que volver al mismo sistema que teníamos cuando la gente obstinada voto por Rafael Caldera y sus “chiripas” en 1993 y por Chávez en 1998. No es cuento, es la realidad. Eso es lo que nos están proponiendo. ¿Y quienes lo proponen? Pues aquellos que no conocen otro sistema. El liderazgo rancio de la mayoría de partidos que ustedes ya conocen de la MUD. Si volvemos a lo mismo de antes de 1998, y peor aún, con los mismos actores, tendremos a otro Chávez en nuestro futuro próximo, como el día sigue a la noche, así cambiemos mil veces a Nicolás Maduro. Y eso es lo que hay que entender, y entenderlo bien.

Un sistema que en 1998 boqueaba por corrupción, instituciones débiles, amiguismos, nepotismo, negociaciones, pobreza, excluidos, etc., etc., etc., todo aquello por lo que se le dio a Chávez el poder en 1998 y que el Galáctico ofreció resolver con una Constituyente, se agravó exponencialmente porque un resentido social llegó prometiendo venganza. Con razón a nosotros que ofrecemos una medicina similar –una Constituyente-, pero con una aproximación completamente diferente, no nos quieren ni oír. Y tienen razón, no solo por aquello del dicho “quien es picado de culebra le tiene miedo al bejuco”, sino porque luego de esa picada los venezolanos deben exigir las explicaciones que no le exigieron antes a Chávez, acerca de una Constituyente como instrumento de cambio. Lo importante es que nosotros si podemos explicarlo, a diferencia del Galáctico que engaño a todo el mundo manipulando las aspiraciones de cambio de la sociedad venezolana.

Cuando Chávez ofrece la salida constituyente en 1998, en el fondo lo que estaba proponiendo era cambio. Cambiar toda la basura de lo que posteriormente él mismo  llamó 4ta República, e instaurar un nuevo sistema. Y la gente lo compró sin más porque eso era lo que estaba clamando. Y lo compró sin un papelito que dijera que significaba eso de “Constituyente”. Las explicaciones vinieron después con una nueva Constitución llena de errores, que desmontó la representación federal de los Estados, más centralista que la anterior y dándole todo el Poder al Presidente de la República, más aun del que ya se tenía en el texto de 1961. Una banda de piratas rompió lo que estaba bien hecho y lo sustituyó por algo contrahecho. El resultado, casi 20 años después, lo pueden ver en la mesa de comer de todos los venezolanos. La solución no puede ser volver al pasado. Hay que volverlo a hacer todo…

Partiendo de la premisa anterior, surgen entonces muchas interrogantes. ¿Cómo empezamos?  ¿Qué se hará? ¿Cómo se hará? ¿Quiénes lo harán? ¿A partir de qué momento se hará? Comenzando por la última pregunta, el momento es ahora. Si los venezolanos se dejan convencer que lo que había antes de 1998 era mejor que esto, volverán a sufrirlo. No era mejor, era de menor intensidad que es muy diferente. Había menos corrupción, pero la había; había menos militarismo, pero lo había; había menos pobreza, pero la había; había menos corrupción judicial, pero la había (incluso esto puede ser discutible); había menos delincuencia y asesinatos, pero los había; la salud pública funcionaba mejor que ahora pero igualmente no funcionaba; y así sucesivamente. Y quienes detentaban el poder se aprovechaban menos de él, pero se aprovechaban. Lo que hay ahora no es más que lo que había antes de 1998, pero aumentado en un factor inimaginable.

Y aunque antes de 1998 había más comida y producción, no era porque el sistema lo permitiera, al contrario. Los empresarios se quejaron amargamente de la suspensión de las garantías económicas secuestradas por todos los gobiernos democráticos, lo que permitía que cada grupo político hiciera su propio negocio estando en el gobierno. Lo que hizo Chávez fue “un quítate tú para ponerme yo”, creando su propio circulo de riqueza –boliburguesía como la llaman-, y excluyendo a quienes lo hacían tradicionalmente para los partidos del anterior estatus. Yo no quiero volver a eso. Quiero algo muchísimo mejor que eso.

El hecho que Chávez indicara en 1998, en su ignorancia del tema, que una Constituyente era una salida a esos graves problemas que presentaba el país en ese entonces, no significa que estuviera equivocado. Lo que significa es que interpretó correctamente el sentimiento cambio expresado por la gran masa de ese entonces, fabricando su propio sistema hasta que se murió. Solo que el sistema que fabricó basado en una peor versión –si es que eso es posible- del castrocomunismo cubano, es inviable en nuestro país.

Nos resta a nosotros, los venezolanos que sobrevivimos a esta versión del infierno en la tierra, cambiarlo a una completamente opuesta, entendiendo que lo que funcionaba antes no es la respuesta, sino una cosa completamente nueva, con nuevos actores y una nueva propuesta al país. De allí que debamos utilizar nuestra máxima creatividad y disposición de cambio.

¿Cómo empezamos? Recogiendo un mínimo de 15% de manifestaciones de voluntad establecido en el Artículo 348 constitucional para convocar al Poder Constituyente Originario; ¿Qué se hará? Una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario que deberá discutir un nuevo Pacto Social entre todos los venezolanos y producir un nuevo texto constitucional basado en una Propuesta de País que proponga a los venezolanos una estructura política e institucional completamente diferente a la que tenemos ahora y la que teníamos antes de 1998 para reconstruir al país. Nosotros tenemos una y se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada vía Constituyente (verla en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDR29KUFBDQ0JPa2c/edit?usp=gmail). Esperamos ver que los factores políticos presenten la suya y la discutamos; ¿Cómo se hará? Mediante la participación de todos los venezolanos de buena voluntad que suscriban el documento “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html); ¿Quiénes lo harán? Los venezolanos. Nadie vendrá a hacerlo por nosotros...

Caracas, 29 de Noviembre de 2016

Twitter:@laguana

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