jueves, 15 de junio de 2017

La batea de la Asamblea Nacional

Por Luis Manuel Aguana

Pareciera ser que la disyuntiva de Venezuela está entre dejar escapar a los delincuentes, ladrones, narcotraficantes, asesinos y violadores de Derechos Humanos, o terminar de una vez por todas con esta pesadilla. Esa al parecer es la negociación que se le está planteando al país (ver Así se cocina el salvoconducto para la salida de Maduro, en http://enpaiszeta.com/reporte-asi-se-cocina-salvoconducto-la-salida-maduro/) y que están empujando Presidentes y diplomáticos en todo el mundo. Difícilmente habrá una respuesta de consenso entre nosotros para eso.

El 11 de abril de 2002 se planteó algo similar con Hugo Chávez Frías. Luego de su renuncia “la cual aceptó”, Chávez exigió para hacerla efectiva un salvoconducto para el, su familia y allegados, con la entrega de una maleta llena de dólares. ¡Como el propio secuestrador con rehenes exigiendo un rescate! Por diferencias de criterio entre aquellos que condujeron ese desorden –y que después algunos llamaron golpe-, se perdió un tiempo precioso que permitió el regreso al poder del Galáctico. Por supuesto que esa no fue la única razón de su retorno, pero las horas perdidas en esa discusión dieron paso a nuevas alternativas que condujeron a un nuevo estado de cosas que demostró ser desfavorable para todos.

Esta nueva teoría puesta en boga por algunos analistas políticos de que hay que bajarle los costos de salida al régimen”, ha dado lugar a esta nueva estrategia según la cual los venezolanos cambiaríamos impunidad por que se vayan y nos dejen el país. Y creo que hay que detenerse a analizar eso porque aquí no estamos hablando de un supermercado donde se metieron unos atracadores y tienen de rehenes a unas personas, con la policía afuera. Estamos hablando de un país entero que ha sido desmantelado, con un saldo de muertos, torturados y heridos.

Efectivamente, si con los asesinatos del 11 de abril de 2002 se le hubieran dado inmediatamente a Chávez esas concesiones para irse, nos hubiéramos ahorrado 15 años de destrucción y muerte. Inclusive algunos dijeron -no sin cierta razón- que posteriormente se hubiera solicitado su extradición para que fuera juzgado en el país, como efectivamente sucedió con Marcos Pérez Jiménez. Pero la historia terminó de la peor manera posible: no se le dio lo que solicitó para irse, pero tampoco salimos de él, profundizándose la crisis con un Chávez resentido buscando venganza y retaliación.

¿Cómo se resuelve entonces el problema? Pienso que para entrarle a ese análisis debemos sopesar que tan grave está el régimen para evaluar si lo que eventualmente estaríamos dando a cambio, en términos de impunidad, se corresponde con la realidad de algo que de todas maneras conseguiríamos, porque el tiempo juega a nuestro favor. Y digo a nuestro favor porque cada día que pasa y se profundiza la crisis, va sumándose todo el país nacional a esta exigencia por la libertad y la democracia: que Maduro salga inmediatamente y se realice una transición política en Venezuela.

Entonces, ¿por qué se van a ir con “la cabuya en la pata” si de todas formas ellos van a caer, más temprano que tarde, con las consecuencias que todos conocemos? El país está “vomitando” esta indigestión rojo-rojita, que es lo que precisamente está haciendo que cada vez más se estén pronunciando altos funcionarios y ex funcionarios de la “nomenklatura” chavista –que no madurista- alineándose a favor de la Constitución de 1999.

Entonces luce contradictorio buscarles comodidades para que se vayan, o como se dice ahora, “bajarles los costos de salida”, a unos muertos técnicamente caídos. ¿No será más bien que hay gente retrasando su caída para acomodarse mejor para lo que viene?

Maduro sigue en el poder y nadie sabe porque aun continúa en Miraflores. Algo lo sostiene y no son precisamente los factores que se ven a simple vista. Uno de ellos puede ser efectivamente el Alto Mando Militar cómplice de las fechorías del régimen pero este, como el resto, no es ciertamente monolítico como lo acabamos de constatar con el General del Consejo de Defensa de la Nación (CODENA).

Si partimos del hecho demostrado que el régimen no quiere contarse en elecciones libres, abiertas y auténticas, hemos planteado desde la Alianza Nacional Constituyente que el mecanismo práctico e idóneo para hacer efectiva esa cuenta es convocar con la mayoría simple de la Asamblea Nacional un Referendo Consultivo, establecido en el Artículo 71 constitucional para materias de especial trascendencia nacional, con la finalidad de preguntarle al pueblo si desea convocar a una Asamblea Nacional Constituyente en los términos planteados por Nicolás Maduro. Este Referendo sería aprobado y organizado por la AN de manera inmediata.

Claramente una mayoría de venezolanos votaríamos en ese Referendo en una jornada cívica, acompañando a la AN en su decisión, dándole así el piso político que requiere la oposición para destituir al Ilegitimo y establecer un gobierno de transición que conduzca al país hasta su reinstitucionalización.

Pero muchos de ustedes dirán, ¿pero que más pruebas? !El 85% los rechaza, de acuerdo a las encuestas! ¡El pueblo está en la calle! Pero esa es una afirmación genérica que es indicio fundado mas no obliga políticamente a nadie. Lo que verdaderamente obliga es un pronunciamiento cívico de TODA la población electoralmente activa. Eso efectivamente doblaría al régimen a retroceder en su pretensión comunista de cambio constitucional, con la consecuente caída estrepitosa de lo que queda de el. Pero hay algo que esta trabando esto. Y eso nos lleva de nuevo al inicio de esta nota.

Si existen, como ya hemos visto, movimientos internacionales para recibir a estos delincuentes antes que la población pronuncie su veredicto mediante una consulta vía Referendo, es porque efectivamente hay negociaciones gobierno-oposición para salvaguardar quien sabe qué cosa, porque aquí hay mucha gente partícipe de este desastre y que no está precisamente en el gobierno, interesada como el madurismo en una transición gatopardiana para que todo cambie sin cambiar nada. ¿Estoy exagerando?

Si no es así, ¿por qué entonces Maduro sigue gobernando teniendo la Asamblea Nacional todas las facultades para, no solo hacer efectiva su destitución del 9 de enero, sino para asumir el gobierno en toda su extensión? Si los militares de verdad apoyan a estos criminales, entonces que lo manifiesten oponiéndose a que la representación popular establecida en la Asamblea Nacional tome las decisiones que tiene que tomar.

Si la AN no lava, al menos que le preste la batea al pueblo de Venezuela, procediendo a organizar un Referendo Consultivo para que sea el Soberano el que decida el futuro de este país. Ni Maduro, ni la Asamblea Nacional tienen esa prerrogativa, solo el Poder Originario en manos de los venezolanos.

Nota importante:
El hecho que consideremos indispensable la realización de un Referendo Consultivo para preguntarle al pueblo si desea o no un fraude disfrazado de Constituyente, de ningún modo implica que hayamos desistido de la necesidad de la convocatoria a un verdadero proceso Constituyente de carácter Originario, para debatir los fundamentos de un nuevo Proyecto de País. El grado de satanización opositora que al que se ha llegado alrededor del mecanismo Constituyente para el cambio del sistema político del país, hace imposible discutir este tema con la sindéresis necesaria en los momentos donde precisamente mas hace mas falta. Deberemos abordar el tema Constituyente una vez el país haya conjurado la amenaza comunista, que bien nos pudimos ahorrar desde hace mucho tiempo si los factores políticos hubieran entendido a cabalidad el significado de realizar un proceso constituyente originario que partiera de la iniciativa popular. Seguiremos en nuestro empeño por formar e informar acerca de este tema a los venezolanos, así la oposición oficial haya prostituido su profundo sentido de cambio a favor de los venezolanos.

Caracas, 15 de Junio de 2017

Twitter:@laguana

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