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miércoles, 25 de julio de 2018

Ciudadano Bolívar

Por Luis Manuel Aguana

A pesar de saber que existe una infinito rio de documentos históricos, opiniones de expertos políticos y militares alrededor de la figura de Simón Bolívar, hoy me gustaría modestamente dedicar unas líneas, no a esa figura mítica manoseada por todo el mundo del héroe latinoamericano, Libertador de 5 naciones, sino al ciudadano, al político, cuya perspectiva mas allá de lo militar, es lo que creo que podemos analizar el común de las personas.

Cuando a los venezolanos nos presentan por primera vez en nuestra vida escolar la figura de Bolívar, no nos muestran la faceta ciudadana del Libertador. Nos muestran la faceta del militar, la del héroe de la Independencia. Todos los venezolanos hemos crecido con ese estereotipo en la mente.

Las pinturas y cuadros más representativos de la época en su mayoría nos muestran a un Bolívar vistiendo uniforme militar, y no es extraño que esto sea así porque, la mayor parte de su cortísima existencia –recuerden que murió a los 47 años- transcurrió organizando ejércitos y batallas para la liberación de Venezuela y 4 naciones más. Será por eso que la faceta que siempre he pensado como la más importante de la vida de este ser humano ha quedado escondida, al punto que me atrevería a decir que Bolívar fue militar por las circunstancias que le toco vivir, siendo a mi juicio la faceta más importante la del político y ciudadano. Y siendo esta la fundamental, la del militar se vio potenciada como consecuencia.

Tal vez en mi impertinencia de analizar la quintaesencia ciudadana del Libertador, trato de darle sentido al esfuerzo que tuvo de liberar repúblicas. Si la idea era construir naciones, eso no podría llevarse a cabo sin gente que entendiera el verdadero sentido de la libertad. Esto lo resumió el Maestro Simón Rodríguez al sostener la tesis de que es una contradicción desear Repúblicas sin  republicanos. De acuerdo con el Maestro del Libertador, la única manera que hay es formándolos en las escuelas, para que las Republicas que estaban naciendo y obteniendo su libertad de la espada de sus soldados, se pudieran sostener. De acuerdo al Maestro la materia más importante de esa formación debía ser “la sociabilidad”. Esto en palabras modernas se llamaría enseñar ciudadanía.

De acuerdo a Arturo Uslar Pietri, el Maestro Simón Rodríguez afirmaba: “el que nada sabe, cualquiera lo engaña, el que nada tiene, cualquiera lo compra”. Uslar Pietri indicaba que en esta tesis, “se trataba de enseñar para que nadie pudiera engañar a otro y de darle una base productiva para que nadie pudiera comprarlo, para que fuera un ciudadano” (ver Simón Rodríguez, Parte 3, en https://youtu.be/2ExSCFfHMe4).

Este es realmente el cemento que garantiza la estabilidad de las naciones y eso lo sabía el Libertador, al punto que envió a su Maestro al territorio que hoy lleva el nombre de Bolivia para organizar esa escuela de ciudadanos. Lamentablemente el experimento fracasó y se libertaron militarmente naciones pero sin ciudadanos que las hicieran prósperas y estables. Esa enfermedad nos alcanza todavía en pleno siglo XXI. No podemos perpetuar ese error so pena de no haber terminado de romper las cadenas de las que nos liberó Simón Bolívar.

Eso explica la caída de la democracia venezolana y la pérdida de nuestra libertad a manos de un pueblo esclavizado por una dictadura como el cubano. ¡Da dolor decirlo! Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Eso lo dijo el ciudadano Simón Bolívar al despojarse de todo su poder ante el Congreso de Angostura del 15 de febrero de 1819.

El ciudadano Bolívar dijo en ese discurso “Un gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad, para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas…”. ¿Cómo es posible que un gobierno que se dice “bolivariano” atropelle ese legado histórico del Libertador? ¿Cómo es posible que cualquier gobernante venezolano sea capaz siquiera de atender cualquier política que vaya en contra de nuestro legado mas preciado?

El Simón Bolívar que deberíamos cultivar de ahora en adelante al recuperar nuestra libertad es el Bolívar ciudadano, no el militar. De haber respetado los militares la memoria histórica del Bolívar militar, nunca nos encontraríamos en esta deplorable situación con un régimen que atropella su memoria y va en contra de sus principios fundamentales.

Deberemos enfatizar en las escuelas el Bolívar ciudadano y político de la Sociedad Patriótica de Caracas del 3 de junio de 1811: “¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos, o que los conserve, si estamos resueltos a ser libres? Esas dudas son el triste efecto de las antiguas cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! Trescientos años de calma, ¿no bastan? ¿Se requieren otros trescientos todavía?”. Todavía sufrimos “el triste efecto de las antiguas cadenas” donde los partidos hacen con los venezolanos lo que les viene en gana, porque no existen todavía ciudadanos capaces de comprender de donde proviene la soberanía.

Y volviendo a Angostura: “Un pueblo pervertido, si alcanza su libertad muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.”. En este discurso Bolívar primero se consideró ciudadano primero antes que Libertador: “Yo someto la historia de mi mando a vuestra imparcial decisión; nada añadiré para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio Venezuela, al de Pacíficador que me dio Cundinamarca, y a los que el mundo entero puede dar.”.

La única manera de asegurar que esta tragedia que vive Venezuela no vuelva a ocurrir después de salir de la tiranía, es aprender del ciudadano Bolívar. Nos quedamos en el Bolívar militar de las plazas, montado a caballo con la espada desenvainada en contra de los enemigos de Venezuela. Nos toca comenzar a entender que los verdaderos enemigos de ahora son la falta de educación y la lamentable falta de ciudadanos. Eso es lo que verdaderamente nos ha llevado a esta tragedia. Enterremos al Bolívar militar y rescatemos al ciudadano Bolívar. Es el mejor homenaje que podemos hacerle los venezolanos en este nuevo año de su nacimiento, y en desagravio por haber olvidado sus palabras que fueron escritas para nosotros, y que no hemos sido capaces de honrar como Nación…

Caracas, 24 de Julio de 2018

Twitter:@laguana

miércoles, 22 de febrero de 2017

Bases Constituyentes

Por Luis Manuel Aguana

El nombre fue sugerido por uno de los más respetables juristas venezolanos, quien al leer nuestra primera versión del documento “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio”, sentenció que eso representaba más que unas meras reglas para la elección de constituyentes para una Asamblea Nacional Constituyente, rebautizando el documento de trabajo, que antes llevaba el nombre de Bases Comiciales. Eso fue hace más de tres años. Así de largo ha sido el camino recorrido.

La primera versión de las Bases Constituyentes de la Alianza Nacional Constituyente se hizo pública durante su lanzamiento en el Colegio de Ingenieros de Venezuela el día 17 de Marzo de 2016 (http://ancoficial.blogspot.com/2016/03/lanzamiento-de-la-alianza-nacional.html). La siguiente versión se publicó el 12 de junio de 2016, y la que estuvo publicada hasta ayer correspondió a la versión del 12 de Noviembre de 2016. Se ha venido ajustando en base a las diferentes opiniones fundamentadas de muchos factores políticos y sociales del país en la medida que hemos avanzado en el proceso. Las Bases no están escritas en piedra.

Desde anoche publicamos en nuestro blog en la red, de fecha 21 de febrero de 2017, una nueva actualización más ajustada a las observaciones realizadas a las primeras versiones de la Alianza, que deseo comentar más allá de su contenido -porque las pueden ustedes mismos leer- sino en su significado en el proceso en el que nos hemos empeñado un importante número de venezolanos (pueden descargar el documento desde http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).

Pero, ¿por qué comentar este documento ahora y no antes? Porque las personas, que poco a poco han venido enterándose del proceso Constituyente de carácter Originario que estamos impulsando, están cayendo en cuenta de la importancia que este proceso tiene en el desenvolvimiento del problema político en donde estamos metidos en Venezuela y las razones que tenemos para proponerles esta ruta de acción a los venezolanos.

Lo primero que debo decir es que este es un documento inédito. Puede sonar presuntuoso pero posiblemente nunca antes en el mundo moderno nadie haya propuesto nada semejante. Tal vez el antecedente más cercano sea cuando en 1789 el eclesiástico y político francés Emmanuel Joseph Sieyès, propuso su tesis del Tercer Estado en el que indicaba que este se constituía como la “una nación completa y que no necesita a los otros dos estados: el clero y la nobleza” (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Tercer_Estado). Veamos:

 “Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al tema de las votaciones, los miembros del Tercer Estado debieron verificar sus propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de mayo y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera medida de la Asamblea fue votar la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano»….Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía se dieron por vencidos, y por esa fecha el Rey mandó reunir grandes contingentes de tropas militares que comenzaron a llegar a París y Versalles. Los mensajes de apoyo a la Asamblea llovieron desde París y otras ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma «Asamblea Nacional Constituyente».” (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_francesa).

El pueblo pasó por encima de sus gobernantes –la monarquía- y se constituyeron en Asamblea Nacional Constituyente, con sus propias reglas de actuación. Nadie se paseó allí por la idea de que las reglas según las cuales se constituiría esa Asamblea Constituyente debían pasar por los poderes constituidos para poder deliberar y tomar decisiones respecto a qué hacer con el país. Eso era como que si se le hubiera preguntado al Rey que hacer para salir de él. De allí en adelante es un hecho sin discusión en el mundo que la categoría “pueblo” está por encima de aquellos que gobiernan pues estos devienen su poder precisamente de la Soberanía Popular.

El documento del que estamos hablando aquí y proponemos al pueblo venezolano tiene ese antecedente histórico, según el cual los Poderes Constituidos del Estado deben subrogarse al Poder Constituyente Originario –esto es, al Pueblo- y a sus propias reglas de actuación. Para algunos esto suena escandaloso, pero para sorpresa de muchos ese principio fundamental está contenido en el Artículo 347 de nuestra Constitución de 1999.

Las Bases Constituyentes constituyen el “aterrizaje” de nuestro Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente, la manera estructurada de hacerlo posible. No se puede soñar un nuevo país sin decir cómo se puede hacer realidad. Se han interpuesto innumerables obstáculos, no solo aquellos que devienen de la actual realidad política venezolana sino de la natural resistencia al cambio de aquellos que siempre han vivido de hacer mal las cosas. Muchos factores en contra de una propuesta que le abriría cauce a la creatividad de nuestro pueblo para resolver sus problemas. Pero hemos sido persistentes.

¿De qué se trata este documento? Con base a nuestro derecho a la participación política consagrado en la Constitución, un grupo de venezolanos redactamos un manifiesto para la historia denominado Bases Constituyentes, donde aquellos que lo suscriban -denominados Activadores- nos constituimos en todo el país en Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario (JAPCOs), cuya misión tiene tres objetivos fundamentales: 1) Recoger las manifestaciones de voluntad del 15% del Registro civil y Electoral en todo el país (Artículo 348); 2) Alcanzado y superado ese mínimo del 15% constitucional, proceder a convocar a un Proceso Constituyente de carácter Originario; 3) Estar en la disposición de defender la voluntad del pueblo de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente por encima de cualquier desconocimiento que haga el Poder Constituido al Poder Constituyente Originario.

Esa Asamblea Nacional Constituyente tendrá todos los poderes para proceder a destituir, si así lo considerara conveniente y necesario a los intereses del país, a todos o algunos de los Poderes Constituidos, procediendo en tal caso a instalar un Gobierno de Transición hasta culminar la redacción de un nuevo texto constitucional para luego convocar nuevas elecciones.

Las reglas para llevar a cabo ese proceso, están contenidas en ese documento, incluyendo cómo y quiénes lo conducirán, estableciendo los parámetros para la elección de aquellos que participarán como constituyentes en esa Asamblea Nacional Constituyente.  ¿De dónde sale la legitimidad de aquellos a quienes les toque conducir el proceso de acuerdo a esas Bases Constituyentes? Del mismo pueblo quien con su firma da su autorización para iniciar el proceso, con las reglas que ese mismo pueblo convocante aprueba a través de la Planilla de Recolección de Firmas, esto es, las Bases Constituyentes. Quien no las desee aprobar (están publicadas desde ya casi un año) está en su perfecto derecho de no firmarlas, pero de ser aprobarlas por un mínimo del 15%, del Registro Civil y Electoral, Venezuela debe entrar a un proceso de elección constituyente conducido por el Poder Originario, con esas Bases Constituyentes, tal y cual está establecido en la Carta Magna.

Dado el carácter novedoso de este proceso, y aun cuando la estructura fundamental sobre la cual está construida la propuesta no ha variado –Poder Constituyente sobre Poder Constituido- si han variado algunos aspectos relacionados con el detalle del cómo realizarlo en la redacción del documento desde su comienzo, siempre respetando el principio democrático y de representación proporcional. Es un dicho muy conocido “el diablo está en los detalles”, y permanentemente aparecen nuevas observaciones.

Pero eso no nos ha detenido en el proceso de la conformación de las Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario a nivel nacional. No es fácil conciliar la práctica –el levantamiento de las firmas- con el detalle de la implementación ya que nunca terminaríamos de arrancar. Esto nos lleva a estar ajustando el documento aun cuando haya firmas en proceso, y a explicar muy bien y permanentemente a los venezolanos las actualizaciones que hagamos de la implantación, y es por ello que las JAPCOs deben estar muy bien formadas e informadas de cada paso que de la Alianza para mantener actualizados a su vez a todos los que ya hayan firmado, en aras de garantizar la transparencia de todo el proceso constituyente originario.

“¿Dónde iremos a buscar modelos?  La América Española es original. Original han de ser sus instituciones y su Gobierno. Y originales lo medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos…” decía el Maestro Simón Rodríguez. Somos seres humanos y podemos equivocarnos y seguramente lo hemos hecho en este proceso. Sin embargo, de este gravísimo problema que tenemos los venezolanos solo saldremos con soluciones originales. Si alguien tiene alguna otra solución, bienvenida sea y la queremos conocer. Pero que su solución no sea destruir lo que hemos concebido, sin proponer otro camino que podamos seguir los venezolanos. Y lo menos que pedimos es que se nos muestre algo de la profundidad y seriedad con la que estamos planteando estas Bases Constituyentes, de una manera pública y abierta.

Desde la Alianza Nacional Constituyente creemos que esta es la vía constitucional, pacífica, democrática y participativa, muy concreta para recorrer el camino de lograr la libertad en Venezuela. Conlleva riesgos, esfuerzo, trabajo, costos de una manera continuada y permanente, en el desarrollo de una estrategia hasta conseguir el éxito. No es una manifestación espasmódica que pretenda salir en un día del régimen. Es un plan serio para reconstruir Venezuela, donde las movilizaciones tendrán su momento justo y serán para defender el principio universal de que es la Soberanía Popular la única que decide el destino de un país, incluyendo quitar y poner gobiernos, nadie más. Luego de tanta decepción, los venezolanos no nos merecemos menos que eso…

Caracas, 22 de Febrero de 2017

Twitter:@laguana