lunes, 20 de marzo de 2017

La Alianza Nacional Constituyente en la Cátedra Pío Tamayo

Por Luis Manuel Aguana
Intervención en la Cátedra Pío Tamayo de la UCV el 20-03-2017

Dedicado a la memoria de Manuel Rodríguez Mena

Comenzaré mi intervención con mensaje recibido hace más de tres años de mi amigo y desaparecido Profesor Manuel Rodríguez Mena, cofundador de esta Cátedra Pío Tamayo:

“Estoy totalmente de acuerdo con tu planteamiento general (refiriéndose al desempeño de la MUD), y tú lo sabes, pues has sido testigo de que, sobre la base de planteamientos tanto o más radicales que los tuyos, he venido planteando la imperativa necesidad de cambiar radicalmente la forma burocrático-electoralista de hacer oposición, porque hasta ahora ha sido UNA PELEA PERDIDA, por la de insertarse hasta lo más  profundo en las luchas del pueblo, informándolo, formándolo y organizándolo  como MOVIMIENTO DE MOVIMIENTOS en la forma de Frentes Sociales Democráticos de lucha contra el gobierno castrochavista y su proyecto  militarista totalitario y comunista reaccionario… Si piensas que mi apoyo te sirve de algo, te lo entrego todo. Y si piensas que haciéndolo público en tu blog, te autorizo a que hagas lo que te parezca  más conveniente. Espero tu respuesta. Recibe un fuerte y cordial abrazo de compañero de lucha democrática y sincero amigo, desde la misma trinchera de siempre, Manuel Rodríguez Mena. 19-09-2013”. De esto recibieron copia José María Cadenas, José Domingo Mujica, Sergio Sáez, Mery Sananes, Agustín Blanco Muñoz y Alicia Ramos.

Nunca publique ese apoyo que siempre me dio. No porque no lo considerara importante –todo lo contrario- sino porque nunca creí ético abusar de su nombre amigo para apoyar ninguna de mis causas. Sin embargo, el deseaba que utilizara su figura trascendental de docente y forjador de conciencias a favor de darle más peso a un planteamiento que compartimos y que nos unió, como la idea de hacer algo diferente y novedoso con respecto a hacer posible una nueva oposición en Venezuela. Ahora creo que ha llegado el momento de usar todo lo que podamos tener para hacer ese planteamiento de Manuel Rodríguez Mena una realidad, incluyendo su propia voz, desde donde estoy seguro que nos está respaldando “desde la misma trinchera de siempre”, como solía terminar sus notas.

En esta oportunidad respondiendo de nuevo a la cordial invitación de la Cátedra Pío Tamayo a responder una pregunta trascendental: “¿Es posible la conexión de los grupos en movimiento que tienen como propósito enfrentar el cuadro histórico actual?”, la respuesta pareciera obvia: si es posible. Sin embargo existen muchos factores a considerar para que esa posibilidad sea realista. Quisiera abordar algunos de los que considero más importantes a fin de acercarnos a esa posibilidad.

Conectar lo diferente: a la búsqueda de un propósito común
Venezuela es una colcha de retazos. Desde que el chavismo pulverizó a los partidos en 1998 el país opositor se atomizó. Surgieron muchísimas expresiones opositoras desde todos los sectores de la vida nacional, cuyo único hilo conductor común se resumía en una frase “¡Chávez vete ya!”. Ese hilo conductor logró convocar en una sola masa a una marcha histórica el 11 de abril de 2002, logrando deponer al innombrable por solo unas horas. Lo que había allí era solo un sentimiento de rechazo, que por no estar estructurado no pudo sostener lo que logró, empeorando así el cuadro del país.

Los siguientes años nos han demostrado que no basta con tener ese sentimiento de rechazo. El hilo conductor, el denominador común de todas esas piezas tan diferentes de esa colcha de retazos que es la Venezuela actual, no puede partir de la base de lo que no le da el régimen sino de una propuesta convincente de la oposición. Hasta ahora el mensaje ha sido “nosotros somos mejores que ellos” sin nada más que sustente esa afirmación, salvo los valores intangibles del retorno a la democracia donde no existirían los presos políticos y una mejora económica. Si mañana el régimen soltara a los presos políticos y garantizara la comida en la mesa del venezolano, Maduro y sus delincuentes se morirían de viejos en el poder como Fidel Castro.

Entonces el planteamiento debe y tiene que transmitir la esperanza de algo nuevo, algo que de a soñar oportunidades, no un simple “¡Maduro vete ya!”. A la gente que come basura en las calles no le importa quien este en Miraflores. Le importa que haya comida en su mesa y calidad de vida, con la posibilidad cierta de un futuro mejor para su familia. Es por eso que lo primero que estamos vendiendo desde la Alianza Nacional Constituyente es un Proyecto para un nuevo País, y se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente.

Nuestro Proyecto está uniendo voluntades diferentes. No pretendemos discutir si esas voluntades tienen razón o no en lo que le plantean al país. Lo que plantemos nosotros  es ir a una mesa Constituyente para discutir la Venezuela del mañana, cada uno dentro de su propia perspectiva. Entonces todos coincidimos en ese propósito común, entre muchas personas que piensan diferente. Coincidimos en discutir en una Constituyente el país por venir que resurgirá desde las cenizas.

No existe tal cosa como hacer política por las redes sociales
Si hay algo que hemos aprendido en estos años duros es que si queremos hacer política en Venezuela hay que patear al país, e ir a su encuentro. Esa es una enseñanza histórica. Lo han hecho todos los que hicieron alguna política que marcara un cambio importante del país. Muchos grupos y movimientos creen que por hacer un comunicado con firmas, listas de correo, generar “twits” y “me gusta”, o hacer videos de YouTube para pasarlos en Twitter y Facebook es suficiente para generar un cambio en la situación del país.

Tampoco basta con ser alguien con renombre. Hay que construir una organización política estructurada desde la base (“insertarse hasta lo más profundo”, en palabras de Manuel). No estoy hablando aquí de hacer un partido político sino de movilizarse como lo hacen ellos, pero con una idea clara de lo que se desea hacer. Eso requiere programa, gente, esfuerzo, recursos, tiempo, y sobre todo constancia a pesar de las dificultades y la persecución. No hemos visto a nadie desde la sociedad civil trabajar en esa dirección. Muy modestamente pueden ver el record de la Alianza Nacional Constituyente en ese departamento. No solo tenemos más de 13 años recorriendo al país, primero con un  Proyecto sino más de tres años organizando cuadros en toda Venezuela con un propósito común: convocar al pueblo a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario.

El protagonismo: un mal venezolano que nunca se extinguirá
Cuando Hugo Chávez estaba preso en Yare las colas de aquellos quienes querían aparecer en la foto eran interminables. Muchos de los que más daño le hicieron a Venezuela no fueron tanto los que intentaron genuinamente hacer algo en beneficio de los venezolanos, sino aquellos que se arrimaron para salir en la foto con la intención de buscar beneficios de lo que alguien había trabajado. Eso no dejará de ser así, el venezolano es así, está en nuestra cultura. Lo que debemos hacer es identificar quien está en ese plan y solicitarle qué tiene detrás para saber si lo que desea es estar en la foto o ayudar a construir algo nuevo.

El secreto: un nuevo liderazgo
Cualquier solución que se le presente al país de parte de cualquier grupo debe obligatoriamente contemplar un mecanismo para que surjan nuevas voces conductoras en toda Venezuela. Con el Proyecto que le hemos presentado al país, salen naturales aquellos que le dicen algo a sus regiones y que deberán ser quienes las representen en una Asamblea Nacional Constituyente. Esto no excluye a los partidos políticos pero estos deberán ganárselo con esfuerzo y convencimiento, presentando algo que enamore a la población en cada Estado. Hasta ahora no tienen nada más allá de “candidatos a algo”. Eso no enamora a nadie. Los partidos deben renovar sus propuestas fundamentales, no sus planes de gobierno, conducidas por representantes con legitimidad en las regiones.

Unir a pesar de las diferencias
Nuestro motivo de unión no es electoral, no puede serlo. Buscamos unir la colcha de retazos con un hilo conductor diferente: una Venezuela común. Eso une hasta a los chavistas. Arreglemos la casa común primero (recuerden al Papa Francisco I) y luego cada uno a su propia lucha. Si el hilo conductor es “saquemos al gobierno” bajamos de la discusión a aquellos para los que el chavismo representa algo. Y aunque nos cueste admitirlo, ese sentimiento es una realidad política. Por eso nuestra principal bandera es la reconciliación pero con justicia. Al gobierno habrá que sustituirlo pero dentro de un proceso de mayor trascendencia que nos prometa bienestar y un mejor futuro posible para todos los venezolanos.

La Unión Nacional de Frentes Sociales Democráticos
Así me lo indicó el Profesor Rodríguez Mena, “insertarse hasta lo más  profundo en las luchas del pueblo, informándolo, formándolo y organizándolo como MOVIMIENTO DE MOVIMIENTOS en la forma de Frentes Sociales Democráticos”. Esos Frentes ya existen. La característica común de ellos es su profunda diversidad. Lo inteligente está en conseguir de ellos el denominador común que los una. Creo que ese denominador común puede ser un país diferente y discutido en una Asamblea Nacional Constituyente.

Lo hemos logrado ya con acuerdos con las organizaciones NUVIPA, COPEI, BANDERA ROJA, LIDERES LIBRES, FRENTE INSTITUCIONAL MILITAR, INDEPENDIENTES POR EL PROGRESO-IPP (antes GENTE), NUEVA ALTERNATIVA OPOSITORA-NAO, FUNDACION ALBERTO ADRIANI, FUNDACION PROPUESTA PAÍS, así como un buen número de organizaciones de la sociedad civil nacionales y regionales, así como políticas, a las cuales se han sumado y se están sumando ya personalidades de renombre dentro y fuera del país.

No es fácil concretar una idea como la que esbozó con claridad meridiana el Profesor Manuel Rodríguez Mena y esta Cátedra, pero creemos haber demostrado que es posible. Y creo que lo más cercano a ella que se haya realizado hasta ahora se denomina la Alianza Nacional Constituyente. Desde esta Cátedra generadora e impulsadora de esa idea y en memoria de quien fuera su más ferviente impulsador, les invito a sumarse a este esfuerzo, Venezuela lo necesita.

Muchas gracias…

Caracas, 20 de Marzo de 2017

Twitter:@laguana

jueves, 16 de marzo de 2017

Constituyente como Libertad

Por Luis Manuel Aguana

La primera vez que mencioné el estrecho vínculo de las libertades políticas con el desarrollo fue en ocasión de resaltar que lo político precedía a lo económico, hecho comprobado por el Premio Nobel de Economía de 1998, Amartya Kumar Sen (ver La Primacía de las libertades políticas, en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/07/la-primacia-de-las-libertades-politicas.html). Este hecho no solo es obviamente despreciado por este régimen autoritario y castrador de libertades, sino asombrosamente ignorado y hasta desconocido por quienes dicen hacer oposición en Venezuela.

Si el desarrollo exige, como indica Sen, “la eliminación de las principales fuentes de privación de libertad, como la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de los Estados represivos”(1), entonces nuestra principal lucha debe concentrarse en eliminar las fuentes de privación de libertad.

El desarrollo, desde la perspectiva humanística de Sen, es una consecuencia de un proceso para lograr la libertad. Pareciera un juego de palabras pero la importancia de esto es trascendental. ¡La lucha por la Independencia fue precisamente eso! Si a Simón Bolívar se le impuso del más grande de los honores que se concediera a venezolano alguno, el de Libertador, fue precisamente por su lucha en lograr nuestra Libertad.

Ahora bien, el desarrollo no es una entelequia de teóricos. Es una condición necesaria para que una sociedad salga de la pobreza.

A juicio de Henry Kronfle,  quien fuera Presidente de la Asociación de Industriales Latinoamericanos-AILA-, en una extraordinaria conferencia el marco del Congreso de COINDUSTRIA 2013, titulada Dialogo e Inclusión: Las Bases para el Desarrollo de América Latina, definió de una manera original el desarrollo: Cuando nos planteamos el desarrollo como una meta, cometemos un error.  El desarrollo es un medio.  La meta es crear riqueza.  Y el resultado de crear riqueza es disminuir la pobreza. Conceptualizar el desarrollo como un medio es la mejor manera de visualizar cual es la ruta que debemos transitar para conseguirlo.

Entonces el orden queda claro: primero la eliminación de las fuentes de privación de nuestras libertades, para lograr el estado necesario del ser humano para emprender el desarrollo. Segundo comenzar un proceso de mejora incremental de esas libertades una vez recuperadas. Sen concibe el desarrollo como un proceso de expansión de libertades fundamentales. En este sentido indica que las “libertades fundamentales (es decir, la libertad de participación política, o la oportunidad de recibir una educación o asistencia sanitaria básicas) se encuentran entre los componentes constitutivos del desarrollo”. Al expandir estas libertades, y otras como ellas, el desarrollo sale como una consecuencia.

Ahora bien ¿cómo se encuadra el proceso constituyente dentro de esa ruta libertad-desarrollo? De dos maneras fundamentales: 1)  el proceso constituyente visto como ruta para la recuperación de nuestras libertades; y 2) el proceso constituyente visto desde la perspectiva de expansión de esas libertades una vez recuperadas.

Desde la primera perspectiva, hemos iniciado desde la Alianza Nacional Constituyente una ruta pacífica, democrática y constitucional para la recuperación de la libertad. No es de ninguna manera fácil pero tiene como primer hito la convocatoria del dueño de la soberanía para poner orden en el país y reconstruir la institucionalidad.

Ese proceso de recuperación de la libertad no está en manos de nadie en particular que de una manera iluminada, individual  o de manera conjunta, crea que sin él es imposible salir de esta pesadilla. No se trata de la repetición del golpismo de 1992, ni de esperar a que la situación empeore más aún para actuar. La ruta de la que hablamos nos involucra a todos por igual, y de seguirse traerá como consecuencia el cambio político que buscamos. Nosotros solo somos los promotores, los actores están en todo el país.

Desde la segunda perspectiva, y creo que la más importante, es crear las condiciones para expandir esas libertades de las que habla Amartya Kumar Sen, a través de un proceso de reingeniería del Estado, aplicando un Proyecto de profunda descentralización y autonomía regional, que lleve el poder lo más cercano posible al ciudadano, entregando a los Municipios la responsabilidad última de la creación de riqueza, esto es, el protagonismo del desarrollo y la creación de algo que necesitamos con urgencia: ciudadanía.

Esta perspectiva es a mi juicio la más importante porque cumple dos funciones necesarias en un nuevo estado de cosas: a) Previene regresar a un estado anterior sumamente tóxico; y b) Establece las bases para unas nuevas reglas de juego políticas, económicas y sociales del país.

De esta manera el proceso de cambios sería irreversible. Por más que las viudas de la cuarta deseen un estado de cosas como el que existía previo a 1998, o que los amantes de un socialismo trasnochado deseen preservar el experimento fracasado del presente, de allí surgirá algo completamente nuevo y diferente, de confección venezolana, que le garantice a cada ciudadano de este país ser parte de un desarrollo local indetenible, que solo será responsabilidad de él, no de ningún iluminado, ni de un líder mesiánico, de esos que han llevado a la democracia venezolana a un barranco difícil de superar.

Allí está la conexión de la libertad con el proceso constituyente. Y como titulaba Sen su obra fundamental, “Desarrollo como Libertad”, en Venezuela podremos bautizarlo “Constituyente como Libertad” como un triunfo de todos los venezolanos sobre la tiranía. Hagamos pues esto una realidad...

Caracas, 16 de Marzo de 2017

Twitter:@laguana

 (1) Amartya Kumar Sen, Desarrollo y Libertad, Desarrollo como Libertad, Introducción, Ed. Planeta, ISBN 84-08-03524-X, 1999